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17 de septiembre de 2019

Pioneras de la ciencia (08/08): Maria Mitchell (1818-1889), la primera mujer científica en los EE.UU.


El caso de Maria Mitchell (1 de agosto de 1818 – 28 de junio de 1889) es uno de esos que nos recuerdan las muchas mentes brillantes que la ciencia habrá perdido, por el solo hecho de haber pertenecido a mujeres que carecieron de oportunidades. Mitchell es el contraejemplo: ella sí tuvo la oportunidad y la aprovechó sobradamente. Aunque fue criada en la tradicionalista Nueva Inglaterra, la igualdad entre sexos defendida por su familia le abrió la puerta a los estudios que le depararían una fulgurante carrera en astronomía.

Cuando Maria Mitchell tenía 14 años, los barcos balleneros que partían del puerto de Nantucket, la isla cercana a Massachussetts donde vivía, confiaban en su habilidad para calibrar los instrumentos de navegación que les ayudarían a orientarse durante sus semanas de travesía. La conocían y estaban seguros de su habilidad porque llevaban años viéndola acompañar a su padre, William Mitchell, un hombre instruido y versado en ciencias y astronomía que se dedicó personalmente de la educación de su hija.

Mitchell nació el 1 de agosto de 1818 en una familia cuáquera, una tradición que defiende que chicos y chicas deben ser educados igual, así que ella acudió a la escuela local y recibió una amplia formación de su padre, que incluyó muchos ratos realizando experimentos juntos. Una de sus hermanas contaba que en el salón colgaba de la lámpara una bola de cristal llena de agua que él utilizaba en sus experimentos sobre la polarización de la luz y que hacía que todas las paredes de la estancia estuviesen cubiertas de fragmentos de arco iris.

La astronomía y su estudio era una disciplina muy apreciada en la isla, que vivía de los barcos balleneros que a su vez dependían de los instrumentos astronómicos para orientarse. William Mitchell se encargaba de ajustar esos instrumentos de forma que los barcos siempre supieran dónde estaban cuando pescaban en alta mar, y su hija lo acompañaba. También hacían juntos otros experimentos. Durante un eclipse solar cuando ella tenía 13 años, calculó la longitud a la que se encontraba su casa.
A Mitchell le encantaba leer, aprender y enseñar. A los 16 años empezó a trabajar como asistente de los profesores de su anterior escuela, y a los 18 se convirtió en la primera bibliotecaria del Ateneo de Nantucket.

Era un lugar tranquilo, así que ella aprovechó parte de su tiempo allí para seguir leyendo y aprendiendo. Le interesaban muchas materias: alemán, latín, matemáticas avanzadas y mecánica celeste. Algunas tardes se organizaban en el Ateneo charlas y tertulias a las que acudían mentes progresistas para hablar de todo tipo de temas, y ella también estaba allí, aprendiendo.
Disfrutaba con su tranquilo trabajo, pero un día la casualidad se puso ante ella y todo cambió. Lo hizo en la forma de un cometa inesperado. A Mitchell le gustaba pasar las noches sobre el tejado de la casa de su familia escrutando el cielo y las estrellas con su telescopio. El 1 de octubre de 1847 estaba estudiando un segmento del cielo que ya conocía cuando se encontró en él una mancha blanca que no estaba allí antes. Bajó a contárselo a su padre, que animó a Mitchell a hacer público su descubrimiento.

Ante la negativa de ella, que temía ser menospreciada por ser mujer, William Mitchell escribió a otros astrónomos influyentes para que apoyasen el descubrimiento de su hija. William C. Bond era por entonces el director del Observatorio de Harvard, en Massachussetts, y fue quien habló a los Mitchell de la medalla a la que Maria podía aspirar. Les contó que Frederik VI, rey de Dinamarca, también era muy aficionado a la astronomía, y que había ofrecido una medalla a todo el que descubriese un nuevo cometa. El monarca había fallecido en 1839 pero su sucesor, Christian VIII, continuó otorgando estos premios.

Convencida por su padre y su colega, Mitchell se animó por fin a publicar su descubrimiento, aunque un error de ellos dos al seguir los trámites para optar a la medalla casi la dejan sin ella. Por fin, un año después de haber visto el cometa que sería bautizado con su nombre, la medalla de Maria Mitchell llegó a Nantucket.

Su descubrimiento la hizo famosa, y propició que se convirtiese en la primera mujer que formó parte de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, y fue contratada por el servicio que elaboraba el calendario náutico para seguir y consignar detalladamente los movimientos de Venus que, aunque es un planeta, servía como estrella guía para los barcos. Mucha gente venía a visitarla y quería conocerla, impresionados por la primera mujer estadounidense que había descubierto un cometa.

Gracias a sus ahorros y a un trabajo como acompañante de una chica más joven, pudo viajar por el sur de Estados Unidos y por Europa, donde visitó algunos de los observatorios más avanzados de la época, como el de Cambridge o Roma, y conoció a los astrónomos más importantes del continente, Sir George Ary, el Astrónomo Real que estableció el Meridiano de Greenwich, o el padre Secchi, el Astrónomo del Vaticano.
En 1858 Mitchell estaba de vuelta en Nantucket, y poco después, tras la muerte de su madre, se trasladó con su padre al continente. Continuó trabajando para el servicio náutico hasta que en 1865 fue contratada como profesora por Mathew Vassar para dar clase en el Vassar College, su recién inaugurada escuela para mujeres, por su habilidad científica y por ser un modelo a imitar para otras mujeres jóvenes. Ella encajó enseguida en su rol de profesora y mentora de sus alumnas, a las que animaba a no dejar que el hecho de ser mujeres las desanimase en sus empeños. “Ninguna mujer debería decir ‘Pero solo soy una mujer’. ¿Solo una mujer? ¿Y qué más se puede pedir?”.
Las llevaba a excursiones para observar eclipses y las mantenía despiertas mucho más allá de la hora fijada para estudiar con ellas el cielo y sus componentes. Era muy exigente, pero era también una de las profesoras preferidas por sus estudiantes, a las que trataba como iguales: “Somos mujeres estudiando juntas”.

Volvió a Europa unos años después, en 1873. Primero fue a Rusia, donde descubrió encantada que allí la educación de las mujeres jóvenes estaba mucho más extendida que en Estados Unidos. Allí las chicas a las que conoció hablaban de ciencias, de literatura y de política sin cortarse. En comparación, en EE. UU. el número de chicas con esos conocimientos era mucho más limitado. En el otro lado estaba el Colegio para Chicas de Glasgow, que también visitó en ese viaje, en el que solo se las enseñaba música, danza, dibujo y bordado, lo cual le resultó muy decepcionante. A su vuelta a su país, Mitchell participó en la fundación de la Asociación Americana para el Avance de las Mujeres.
En 1888, Mitchell enfermó del corazón y dejó las clases para trasladarse a la casa de su hermana, ante el disgusto y las súplicas de estudiantes y de la dirección de la escuela, que le pidieron que se quedase viviendo allí, aunque no pudiese seguir dando clase. Ella prefirió marcharse. Su sobrino, arquitecto, le construyó un pequeño observatorio en su nuevo hogar con la esperanza de que se recuperase lo suficiente como para usarlo. No fue así. Maria Mitchell murió el año siguiente.

Mitchell fue una mujer de ideas adelantadas a su tiempo. Un ejemplo curioso: renunció a vestir prendas de algodón como protesta contra la esclavitud. Pero sobre todo, fue una activa defensora de los derechos de las mujeres, impulsando el movimiento sufragista y la participación de las mujeres en la ciencia. Con ocasión de un viaje a Europa, dejó escrita su admiración por la matemática y astrónoma escocesa Mary Somerville, para quien “las horas de devoción al estudio intenso no han sido incompatibles con los deberes de esposa y madre”. Quizás esa fue la espina que se le quedó clavada, ya que Mitchell nunca se casó ni tuvo pareja, un precio que muchas mujeres científicas han debido pagar a cambio de carrera y prestigio.

Fuente: Open Mind

Mujeres con ciencia

Open Mind

Pioneras de la ciencia (07/08): Nettie Stevens (1861-1912)


Para definir lo esencial de la bióloga Nettie Maria Stevens (7 de julio de 1861 – 4 de mayo de 1912) bastan dos ideas: descubrió que el sexo viene determinado por los cromosomas; y a pesar de la inmensa relevancia de su hallazgo, hoy apenas se la recuerda. El caso de Stevens es el de una carrera fulgurante e intensa, pero efímera. Nacida en Vermont (EEUU), en su biografía solo destaca su empeño de dedicarse a la investigación citogenética, para lo que tuvo que abrirse en  un mundo dominado por científicos varones. 

Efraïm Stevens, padre de Nettie María, era un humilde carpintero que, a pesar de su situación económica, trabajó duro para que sus dos hijas pudieran recibir una buena educación.

El sueño de Nettie, estudiar en la universidad, estaba muy lejos. Para conseguirlo, trabajó durante años como profesora y bibliotecaria hasta poder ahorrar el dinero suficiente. En 1896, cuando ya tenía treinta y cinco años, Nettie se matriculó en la Universidad de Stanford. Con el cambio de siglo ya se había licenciado y redactado su tesis doctoral.

Ingresó a la Universidad de Stanford (California) a los 35 años y culkminó su doctorado a los 42.  Por desgracia, la vida no le concedió mucho más tiempo: a los 50 años su carrera quedó truncada por un cáncer de mama.

Entre 1901 y 1902 viajó a Europa donde trabajó en la Estación de Zoología de Nápoles y luego en el laboratorio de Theodor Boveri, quien por entonces investigaba el rol de los cromosomas en la herencia, y donde se presume Nettie encontró su vocación por la genética.


Su inteligencia sobresaliente fue reconocida, pero no tanto sus logros. Buscando la clave de la determinación del sexo, que el pensamiento de entonces atribuía a factores ambientales, Stevens descubrió que los machos del escarabajo de la harina llevaban un cromosoma “accesorio” más corto; hoy lo conocemos como Y. 

Al estudiar al gusano de la harina, Nettie descubrió que las hembras sólo producían células X, mientras que el macho producía X e Y. Tras el análisis de 50 especies de escarabajos y nueve de moscas, publicó en 1905 Studies in Spermatogenesis with Special Reference to the “Accessory Chromosome” donde constató, por primera vez en la ciencia, que los cromosomas son parejas de células, donde si el óvulo fecundado por un espermatozoide portador del cromosoma X daría como resultado una hembra, y si era portador de Y el resultado sería un macho. Hasta ese momento la ciencia determinaba que los cromosomas eran largos bucles, mientras que la teoría de Stevens los propuso como parejas de células.

En 1905 Stevens escribía que esta diferencia, el cromosoma Y, era la responsable de la determinación del sexo. El mismo año, Edmund Beecher Wilson publicaba una idea similar, aunque sus insectos carecían de cromosoma Y.

Sin embargo, tanto Wilson como Thomas Hunt Morgan, supervisor de Stevens, no estaban convencidos de que los factores ambientales no tuvieran cierta influencia. Para demostrar que el sexo dependía sólo de los cromosomas, Stevens estudió las células de 50 especies de escarabajos y nueve de moscas. 

Pero cuando el cáncer se la llevó, aún no había conseguido que su visión se impusiera, y la mayor parte del reconocimiento fue para Wilson. Hoy se reivindica el trabajo de Stevens, al cual hay que añadir una curiosidad: a Morgan, premio Nobel en 1933, se le considera el fundador de los estudios genéticos con la mosca de la fruta Drosophila melanogaster, utilizada hoy por miles de investigadores. Pero quien llevó por primera vez esta especie al laboratorio de Morgan fue una estudiante suya llamada Nettie Stevens.

Fuente: Open Mind

EcuRed

Mujeres bacanas

16 de septiembre de 2019

Pioneras de la ciencia (06/08): Maria Gaetana Agnesi (1718-1799) y el primer libro de Cálculo

En épocas pasadas, quienes dedicaban su vida a las ciencias solían partir de un entorno familiar acomodado. Pero a la italiana Maria Gaetana Agnesi le cayeron todos los regalos de la vida: nació en una familia acaudalada de Milán, fue muy bella a decir de sus contemporáneos, y tenía un cerebro sin parangón: a los 11 años hablaba siete idiomas, y con pocos más discutía enrevesados problemas de filosofía con los invitados que congregaba su padre, profesor de matemáticas de la Universidad de Bolonia.

Agnesi cultivó también esta disciplina, al tiempo que educaba a sus 20 hermanos y hermanastros que los tres matrimonios de su padre llegaron a reunir bajo un mismo techo.

Su principal obra

Su obra más sobresaliente fue Instituzioni analitiche ad uso della gioventù italiana (Instituciones analíticas para el uso de la juventud italiana), un volumen publicado en 1748 en el que trataba el cálculo diferencial e integral. Las 1.000 páginas de texto y las 50 de ilustraciones resultan sin embargo muy familiares al lector moderno, reflejando el mayor mérito de Agnesi: crear el primer texto completo de Cálculo, desde el álgebra hasta las ecuaciones diferenciales. Superando además tentativas anteriores, singularmente la de L'Hopital en su libro Analyse des infiniment petits.

Entre 1750 y 1752 consta que era catedrática de matemáticas en la Universidad de Bolonia, aunque puede que de forma honorífica. En 1775 la Academia de Ciencias publica en París la edición francesa, y en 1801, dos años después de la muerte de María, se publica la inglesa.

El libro contiene su contribución más conocida, la curva llamada Bruja de Agnesi. El nombre es producto de un error de traducción: el matemático Guido Grandi había llamado a esta curva versoria, nombre en latín de la escota, un cabo empleado en las embarcaciones. Su versión en italiano era versiera, palabra que se empleaba también como apócope de avversiera, diablesa o bruja. En la edición inglesa del libro se tradujo como witch, bruja, y así ha perdurado.

La bruja de Agnesi

Hoy en día, María Gaetana es también recordada por su curva “embrujada”, pero que no se trata de ningún hechizo, ni María era una bruja.

La historia por la que la curva recibió este nombre surge de la mala traducción del término versiera, del latín vertere, que es un término naval, que identifica la cuerda o cabo que hace girar la vela. John Colson, el traductor inglés, la confundió con la palabra avversiera, que significa diablesa o bruja.

La ecuación de su curva hechizada es la siguiente
 
donde a es un parámetro (de hecho, el radio de la circunferencia inicial con la que se construye la curva). Para a = 1/2, resulta

y esta es su representación gráfica
La magia de esta curva es que aunque su contorno sea infinito, el área encerrada bajo la curva es finita y proporcional al área de un círculo; además, el volumen engendrado por la revolución de esta curva alrededor de su asíntota es cuatro veces su hipotético volumen.

La curva tiene interesantes aplicaciones en física y en estadística. Desde el punto de vista de la estadística, la distribución de Cauchy de una variable aleatoria se expresa como una curva de Agnesi. Así mismo, en la física, pueden explicarse fenómenos de resonancia atómica cuando incide radiación monocromática sobre un electrón. La intensidad de esta radiación dependerá de la longitud de onda con que incide esta luz, y la relación entre estos dos parámetros puede modelizarse mediante la bruja de Agnesi.

Últimos días

Pero a pesar de sus muchos dones, triunfos y títulos, incluido el de primera mujer catedrática de matemáticas de la historia, Agnesi no se conformó con una vida regalada. Profundamente católica, trocó su éxito por una pobreza voluntaria y una vida entregada al servicio de los pobres y los enfermos, al tiempo que estudiaba teología. Sus últimos años los pasó enclaustrada y sirviendo a los ancianos en un hospicio milanés, donde murió como una monja más, o una indigente más.

Tomado de: Open Mind 

Foro Histórico

Matemática y sus Fronteras

3 de septiembre de 2019

Pioneras de la ciencia (05/08): Mary Anning (1799-1847), madre de la paleontología


Un dicho popular afirma que “la historia la escriben los vencedores”. Durante siglos, esos vencedores solo podían ser hombres y cualquier aportación o logro obtenido por mujeres solía quedar sepultada o desacreditada por una simple cuestión de sexo. Mary Anning, nacida el 21 de mayo de 1799, es un excelente ejemplo de esta triste realidad ya que su nombre pasó años sin aparecer en los libros ni formar parte del imaginario colectivo a pesar de los grandes descubrimientos que llevó a cabo en vida. El olvido impidió que su merecido título de ‘madre de la paleontología’ le fuera reconocido.
Al contrario que otros científicos de su época, hombres o mujeres, Mary Anning no tenía la vida resuelta. Para ella el coleccionismo de fósiles no era un pasatiempo, sino una actividad con la que su padre complementaba sus exiguos ingresos como carpintero, vendiendo las piezas halladas a los turistas. Cuando el padre murió, la familia tuvo que sobrevivir de la caridad. Mary y su hermano Joseph, los únicos supervivientes de diez hermanos, continuaron arriesgando sus vidas en la búsqueda de fósiles en los peligrosos acantilados de Dorset (Inglaterra), que era también su lugar de nacimiento. En una ocasión, Mary estuvo a punto de morir por un deslizamiento de tierra que se llevó a su perro Tray. 

La tragedia llegó a la vida de Mary cuando, durante una noche de tormenta, su padre resbaló y cayó por un acantilado. Aunque no murió en el accidente, sus heridas le debilitaron enormemente y falleció al poco tiempo de tuberculosis. Mary Anning, con tan solo once años, se responsabilizó de la economía familiar y convirtió la recogida de fósiles en su principal ingreso.

Al año siguiente, Mary y Joseph descubrieron un extraño espécimen que parecía el fósil de un cocodrilo. Resultó ser un ictiosaurio, un reptil marino de la época mesozoica del Triásico inferior. El descubrimiento del esqueleto completo de esta criatura atrajo la atención de geólogos consumados y supuso un primer paso para aceptar la idea, contraria al creacionismo, de la extinción de las especies. También fue de las primeras personas en reconocer los coprolitos, excrementos fosilizados de criaturas prehistóricas. Con veintidós años encontró el primer esqueleto de plesiosaurio, cuyo nombre significa “cercano al lagarto”, y en 1828 los primeros restos de pterodáctilo hallados fuera de Alemania. Muchos de sus descubrimientos se pusieron en duda o se declararon como falsos, pero se acabaría comprobando que todos ellos eran auténticos.

Mary Anning nunca tuvo acceso a una formación científica. Solía vender sus piezas a reputados expertos, por lo que ella apenas recibía crédito por sus hallazgos. Poco importó que los científicos viajaran desde América para consultarla; nunca fue admitida en la Geological Society of London, y su único trabajo publicado en vida fue una carta al director del Magazine of Natural History. En su tiempo era difícil para una mujer abrirse camino en el mundo de la ciencia. Pero ser como Anning, pobre además de mujer, fue una condena que limitó su reconocimiento general hasta tiempo después de su muerte.

En 2010, Mary Anning fue declarada una de las diez mujeres científicas más influyentes de la historia por la British Society y, hoy en día, los fósiles que descubrió están expuestos en la Galería Paleontológica del Museo de Historia Natural de Londres y en su homónimo parisino.

Fuentes: Open Mind 

Muy Interesante

Half Arsed History 

15 de agosto de 2019

Mujeres y ciencia 04/08: Mary Somerville (1780-1872), creadora de la palabra "científico"

La historia de la escocesa Mary Fairfax empieza como la de tantas otras mujeres de la sociedad acomodada de su tiempo: bailes y reuniones sociales, un padre que se oponía a sus estudios y un matrimonio con un primo lejano, Samuel Greig, que también se oponía a sus estudios. Pero fue clave en su vida que su marido solo viviera tres años más, lo que le permitió al fin dedicarse a sus estudios. Y llevó sus estudios al punto de ser considerada «la reina de las ciencias del siglo XIX».


Primero llegó la geometría


El único que la comprendía, cuando era aún soltera, era su tío, el Dr. Somerville, quien la alentaba a visitar su biblioteca y a iniciarse en un autodidáctico estudio de latín.

Aunque «la reina de las ciencias» se abrazaba a la lectura y a la pintura sabía que faltaba algo en su vida; pero no lo descubriría hasta una clase de dibujo. Durante la sesión, el profesor había recurrido a la geometría para explicarle la perspectiva. Él no lo sabía, pero le había presentado al gran amor de su vida: las matemáticas.

Somerville estudiaba intensamente todas las noches cuando nadie la veía; y en poco tiempo llegaría a dominar complejos teoremas,astronomía avanzada y física.


Durante ese tiempo el Imperio británico estaba atravesando un renacimiento en el desarrollo científico, tras un gran periodo de estancamiento durante el siglo XVIII, en el que se ejercía fundamentalmente la docencia mas no la investigación.



Mary Somerville, apellido tomado de su segundo marido, fue un espíritu de su época, fue polímata: cultivó las matemáticas, la física y la astronomía. Tradujo al inglés la mecánica celeste de Laplace, quien en una ocasión le dijo que sólo había tres mujeres que entendieran su trabajo: ella, Caroline Herschel y una tal señora Greig; el francés ignoraba que la tercera también era ella. 

Obras de Mary Somerville

En sus obras predomina el deseo de contribuir a la divulgación del pensamiento científico del momento. La importancia de la versión traducida de la obra de Laplace “Mecanique Celeste” bajo el título “Mechanism of the Heavens”, fue el comienzo de una nueva era para sus contemporáneos. “The Connection of the Physichal Sciences” es un profundo ensayo filosófico, con una amplia explicación científica, acerca de los fundamentos de las fuerzas que mueven el universo. Su obra “Physical Geography” se ha utilizado durante años en las aulas inglesas, reconociendo así su calidad, su carácter innovador y su capacidad para explicar los fenómenos naturales y las relaciones entre los seres vivos. Su última obra, “Molecular and Microscopic Science” aborda el mundo microscópico en la búsqueda de explicaciones a la composición de la materia, el fenómeno del calor y los movimientos vibratorios, entre otras cuestiones.


Matemáticas sencillas

En la traducción de «Mécanique Celeste» no solo se limitaría a cambiar de idioma las teorías; sino que además añadiría un preámbulo llamado «A preliminary dissertation on the mechanism of the heavens» (Una disertación preliminar sobre el mecanismo de los cielos), un compendio de desarrollos matemáticos e ideas fundamentales de física imprescindibles para comprender la obra de Laplace. La escritora científica explicaba con mayor sencillez toda una teoría que parecía imposible de entender para las mentes más comunes. 

Nuevo matrimonio
 
En 1804 volvería a casarse con otro primo, el médico William Somerville. Él sentía una profunda admiración por su entusiasmo, por lo que se convertiría en el gran soporte de Mary. De esta manera, el camino profesional de «la reina de las ciencias» estuvo en gran medida respaldado por su esposo; quien la representaría en todos los lugares donde una mujer no era bienvenida. William se hizo socio de la Royal Society -hasta 1945 no aceptaron mujeres- para ser los ojos y los oídos de Mary; en la biblioteca copiaría a mano todos los artículos que a su mujer le resultaban relevantes para sus investigaciones.


Somerville se relacionó con algunos de los principales científicos de su tiempo. Influyó en James Clerk Maxwell y sugirió la existencia de Neptuno, que después John Couch Adams demostraría matemáticamente. Fue tutora de Ada Lovelace, la hija de Lord Byron que trabajó con Charles Babbage en sus primeras máquinas de computación.

El término "científico"

Somerville fue una de las dos primeras mujeres, junto con Caroline Herschel, en ser admitida en la Royal Astronomical Society. Hoy se la recuerda como una de las científicas más grandes de la historia; tal vez la más importante, ya que su trabajo además motivó el término por el que todos sus colegas han sido conocidos desde entonces: fue en una revisión de su obra On the Connexion of the Physical Sciences donde en 1834 William Whewell acuñó el término scientist, científico, para referirse a los que hasta entonces eran “hombres de ciencia” o “filósofos naturales”.

Con información de : Open Mind 

Divulga Mat

ABC Ciencia

Mujeres y ciencia 03/08: Caroline Herschel (1750-1848) la primera mujer que descubrió un cometa

Es muy probable que te suene el apellido Herschel, un apellido históricamente ligado a la astronomía.   



William Herschel es mundialmente conocido porque descubrió el planeta Urano (que en realidad no debería llamrse Urano sino Jorge III, pero esa es otra historia). Su hijo John continuó su trabajo astronómico y cultivó otras ciencias. Pero hubo un tercer miembro de la familia, a menudo injustamente olvidado: Caroline, hermana de William

Y al igual que otras mujeres científicas, Caroline Herschel tuvo que hacer frente a circunstancias muy adversas y a un destino ya escrito. En su caso, el de Cenicienta: debido a una enfermedad que sufrió de niña, su estatura se quedó en un metro treinta. Asumiendo que nunca se casaría, sus padres la criaron para el servicio doméstico. Cuando su padre murió, su hermano William, emigrado desde su Alemania natal a Inglaterra, la invitó a instalarse con él para ocuparse de su casa. Así lo hizo, y de paso aprendió la profesión de su hermano, que por entonces no era la astronomía, sino el canto.

William dedicaba su tiempo libre a fabricar telescopios y observar el firmamento, y con el tiempo Caroline se sumó. Fue la primera mujer en recibir una pensión de la Corona británica como científica, la primera en ver su trabajo publicado por la Royal Society y en descubrir un cometa, además de numerosos grupos de estrellas y nebulosas. Ella y su hermano crearon el primer mapa de nebulosas, ¡llegando a catalogar 2500 nebulosas!

Caroline Herschel, gracias a la pensión que recibía del Rey (aunque era solamente la cuarta parte de la pensión que recibía su hermano) se dedicó a detectar cometas, descubrío ocho cometas en total. Por ello se le conoció como la Cazadora de Cometas.

Y aunque no fue admitida en la Royal Society, ninguna mujer sería aceptada hasta el año 2016, su nombre, en la actualidad, pasará a la posteridad: un cráter en la Luna lleva su nombre.

Un dato curioso: Nunca aprendió a multiplicar, siempre llevaba en el bolsillo una chuleta (un papelito) con las tablas. 

Con información de: Open Mind 

National Geographic

El País (España)

14 de agosto de 2019

Mujeres y ciencia 01/08: Merit Ptah (c. 2700 a. C.), la primera mujer científica

Varias referencias citan a la médica egipcia Merit Ptah como la primera mujer científica de cuyo nombre existe registro. Habría vivido en torno al año 2.700 a. C., lo que la situaría en la Dinastía II, en el Período Arcaico del Antiguo Egipto. 

Sin embargo, las referencias son confusas: algunas hablan de una presunta inscripción en una tumba del Valle de los Reyes, lo cual es un anacronismo, ya que este lugar no comenzó a utilizarse como necrópolis hasta el siglo XVI a. C., unos 1.200 años después. Es más plausible otra versión que la sitúa en la necrópolis de Saqqara, cercana a la antigua Menfis y que sí sirvió como lugar de enterramiento desde la Dinastía I.

Merit Ptah no era una excepción en su época; las mujeres practicaban la medicina en el antiguo Egipto, muchas de ellas en la especialidad de obstetricia. Tal vez el nombre de Merit Ptah se conservó porque su hijo fue sumo sacerdote y dejó referencia escrita a ella como “jefa de médicos”. 

Por las fechas, Merit Ptah rivaliza en antigüedad con Imhotep, el polímata que diseñó la pirámide escalonada de Saqqara y al que a menudo se considera el primer científico con nombre conocido. Este título símbólico podría reclamarse para Merit Ptah, cuyo nombre hoy designa un cráter de impacto en Venus.

Fuente: Opern Mind

11 de mayo de 2019

Ellos también tienen instinto maternal

Mientras los científicos atribuyen la existencia del instinto maternal a una hormona llamada oxitocina, otros consideran que el deseo innato de amparar a los hijos es solo una producción social. 


Este instinto, al parecer, se pone de manifiesto desde la infancia y se confirma en los años siguientes por la marcada atención que la mayoría de mujeres expresa por los niños. Durante mucho tiempo, se creyó que este interés era casi exclusivo de las mujeres y casi nulo en los hombres, pero hay nuevos estudios que demuestran lo contrario. 

Uno de ellos proviene de la Universidad de Saint-Etienne, en Francia, el cual advierte que los hombres tienen la misma capacidad que las mujeres para identificar el llanto de los hijos. El resultado de la investigación determinó que ellos eran capaces de reconocer el llanto de su hijo el 90% de las ocasiones, un porcentaje idéntico al de las mamás que participaron en el experimento. 

Los científicos involucrados en este estudio explican que la hipótesis que vincula el instinto de protección únicamente con las madres es errónea, ya que en los estudios que datan de finales 1970 y principios de 1980, se olvidó tomar en cuenta el tiempo que dedican los padres a sus hijos e hijas. En términos biológicos, hombres y mujeres son entes cooperativos, por lo que la idea de que un género es mejor que el otro, en cuanto a un mecanismo para proteger al bebé, resulta incongruente. 

El año pasado, la Universidad de Bar Ilan en Israel mostró que ciertas zonas de los cerebros de padres involucrados en las vidas de los bebés se activan de la misma manera que los de las madres durante el embarazo. Para llegar a esta conclusión analizaron los cambios neuronales de madres, padres heterosexuales y homosexuales. 

En estos últimos, los científicos descubrieron cambios hormonales similares a los de las madres. Si bien hay muchos trabajos que respaldan la afirmación de que los hombres también tienen instinto maternal, hay muchos otros que demuestran que en el mundo animal hay casos similares, como el de los monos titís que presentan varias similitudes, tanto neuronales como conductuales con los seres humanos. 

Estos animales son conocidos por cuidar con la misma intensidad a sus crías pequeñas que el resto de las madres mamíferas. 

De hecho, los titís que son papás cargan a sus crías más de la mitad del tiempo durante los primeros 3 meses de vida. Los machos cuidan las crías, mientras las hembras se dedican a dar de mamar y a cuidar el territorio. En este caso, el macho asume la crianza y la madre la alimentación. La revista National Geographic publicó un especial en el que es común ver sobre la espalda a los pequeños hijos tití, incluso los machos pueden asistir el parto y cuidar el aseo de los recién nacidos lamiéndolos. 

Hay muchos ejemplos de paternidad en el mundo animal. Uno de los casos más extraordinarios es el del chinche gigante acuático, un insecto responsable de llevar sobre su espalda el ‘peso’ de ser papá, porque en su dorso transporta una centena de huevos hasta que eclosionen; los cuida y protege y recuerda llevarlos a la superficie del charco cada cierto tiempo, pues el aire evita que los huevecillos enmohezcan. Parte de su responsabilidad consiste, precisamente, en permanecer sobre una roca cerca de la superficie durante 3 semanas y flexionar, de manera periódica, las patas para exponerlas al oxígeno. 

El pingüino emperador también es un ejemplo de cómo se ha desarrollado el instinto de protección hacia las crías. En el documental La marcha de los pingüinos, del director francés Luc Jacquet, se ponen de relieve los obstáculos que debe sortear este animal que debe separarse de su familia para cumplir su rol. Muchos biólogos coinciden en que este pingüino es uno de los mejores padres del reino animal, porque cuida de su cría durante 4 meses, 2 de ellos inmóvil en el invierno polar, incubándola y sin comer nada. 

Lea el artículo completo en: El Telégrafo (Ecuador)

5 de mayo de 2019

Chanan Cori Coca: La valiente mujer que detuvo a los Chankas en defensa del Imperio

Poco narrada es la historia de Chanan Cori Coca, la legendaria mujer que ayudó a Pachacútec y a los guerreros de piedra a defender el Cusco. Rescatarla del olvido es el mejor tributo para quien también debemos parte de nuestra herencia histórica. 


El sol incendiaba el cielo serrano al unísono de las huacas clamando. Un ejército de 250 mil guerreros esperaba cual hormigas tras un panal la rendición del Cuzco acéfalo de reyes por la dimisión de Huiracocha Inca y el heredero al trono Inca Urco. En lo alto, un joven y valiente Cusi Yupanqui se enfundaba en armas para lo que sería la batalla que lo llevaría a convertirse en leyenda, en "El que cambia el mundo".

Enterados de tal osadía, los Chankas marcharon desde múltiples flancos para asolar todo vestigio Inka a su paso. Lo que el destino les tendría preparado no podrían haberlo previsto ni en la peor de sus pesadillas. Muy tarde advirtieron que al llegar al barrio conocido como "Chocos-Chacona" se encontrarían bajo el manto del terror de Chanan Cori Coca, la decapitadora, quien liderando un enardecido tropel hizo retroceder hasta al más fiero invasor hacia el sur.

Como cuenta en sus crónicas Pedro de Sarmiento, Chanan Cori Coca peleó "varonilmente" (aunque actualmente sabemos que eso no es requisito para luchar por los tuyos) al punto no solo de hacer retroceder a sus enemigos, sino también hacerlos desmayar en su huida. Incluso un cuadro en el Museo de la Universidad de San Antonio de Abad la muestra sosteniendo la cabeza de un abatido general Chanka frente a su cuerpo inerme.

En tanto, este retraso en el avance de los Chankas fue aprovechado por Cusi Yupanqui, ahora Inka Pachacútec, quien inició un contragolpe letal que terminó con toda esperanza de invasión en la brutal batalla de Yawarpampa (campo de sangre). Desde entonces y para siempre quedaría en la memoria del hombre andino el recuerdo heroico de Chanan Cori Coca, la dama que aplacó el avance de un ejército con sus propias manos en defensa del milenario imperio.

Otra de las leyendas narra que Chanan Cori Coca era en realidad una huaca (lugar sagrado) descendiente de los Pururaucas. Los Pururaucas fueron los míticos guerreros sobrenaturales de piedra que ayudaron en la guerra por la defensa del Cuzco al Inka Pachacútec. Entre ellos, la más feroz habría sido Cori Coca, quien sin ninguna ayuda pudo contrarrestar a cualquier hueste que se le acercara. Toda una mujer de leyenda que todos deberíamos conocer.

Lo que la Historia narra de ella

Con todo, se sabe ahora que Chanan Cori Coca era probablemente descendiente de la casta de Pacaritambo, el mítico lugar de origen de los Inkas. Está bien documentado que los Inkas de los alrededores de Pacaritambo fueron representados también por un ayllu suyo en el Valle del Cusco. Aun hoy, pueblos del actual Pacaritambo en Paruro, Puno, renuevan sus votos reparando el camino que los conecta con el Cuzco.

Fuente: La República (Perú)
 

1 de mayo de 2019

Emmy Noether, la fundadora del álgebra moderna

La alemana fue en 1932 la primera conferenciante plenaria en un Congreso Internacional de Matemáticos. Sesenta años más tarde fue invitada la segunda, Karen Uhlenbeck, recientemente galardonada con el Premio Abel.


El álgebra es una de las áreas fundamentales de las matemáticas, junto con el análisis, la geometría, la topología o la probabilidad. Es la disciplina que se dedica al estudio de los conjuntos (es decir, colecciones de elementos), sus operaciones y sus propiedades, y hoy en día abarca numerosos enfoques. No obstante, hasta hace poco más de un siglo, el álgebra se limitaba básicamente a resolver ecuaciones polinómicas (como 7x³ +2x² - 3x + 8 = 0). Durante los últimos 150 años el álgebra ha experimentado un desarrollo espectacular, gracias al trabajo de un buen número de matemáticos como Evariste Galois, David Hilbert, Ernst Kummer, Bernhard Riemann, Felix Klein, Paul Gordan o Richard Dedekind. Sin embargo, el impulso definitivo vino de la mano o, mejor dicho, de la mente, de una mujer: Emmy Noether.

Noether nació en 1882 en Baviera (Alemania), en el seno de una familia en la que las matemáticas estaban muy presentes: su padre, Max Noether, era profesor de la materia en la Universidad de Erlangen-Nuremberg, y la visita a su domicilio de algunos de sus colegas era habitual. Pese a ello, durante su niñez y juventud, Emmy Noether no mostró un especial interés por las ciencias. En su lugar, se dedicó principalmente al estudio de idiomas, con la idea de ser maestra en alguna escuela femenina.

En 1900 se matriculó en estudios de historia e idiomas en la Universidad de Erlangen-Nuremberg. Era una de las dos únicas mujeres entre sus casi 1000 alumnos, y para asistir a cada una de las clases necesitaba un permiso especial previo del profesor a cargo de la misma. Sin embargo, Noether fue cambiando poco a poco sus intereses. Primero, comenzó a asistir a clases de astronomía y a partir de 1904 aparece matriculada oficialmente en estudios de Matemáticas.

En 1908 defendió su tesis bajo la dirección de Paul Gordan en la llamada teoría de invariantes, que estudia objetos que quedan fijos tras aplicarles una transformación algebraica. Rápidamente Noether se convirtió en una reputada experta en este campo que en aquellos años estaba en auge ya que servía para explicar algunos aspectos matemáticos de la teoría de la relatividad de Einstein. En ese sentido, cabe destacar el Teorema de Noether, que determina la relación entre leyes de conservación físicas y los invariantes del sistema.

8 de marzo de 2019

La mujer desempeñó un rol protagónico en la civilización Caral

Ruth Shady insta a recuperar el valor social del reconocimiento a la importancia del género femenino.


La mujer peruana ha cumplido un importante rol desde la formación de la civilización Caral, en el valle de Supe, así como en las sociedades del país con su aporte en los campos de diversidad étnica, cultural y lingüística, sostuvo hoy la directora de la Zona Arqueológica Caral, Ruth Shady Solís. Vea aquí la galería fotográfica

“Las evidencias recuperadas en las investigaciones arqueológicas resaltan la importancia que tuvo la mujer en las sociedades tradicionales en el largo proceso cultural milenario, con acceso a funciones relevantes en la organización sociopolítica, económica y religiosa”, explicó.

“No obstante, las sociedades ancestrales compartieron una visión de la vida, de promover relaciones de armonía entre ambos géneros y la necesidad de complementar sus funciones para lograr las condiciones de beneficio social general”, acotó.
 
Hallazgos en Caral
 
En los centros urbanos, que fueron parte de la civilización Caral hace 5,000 años, se halló a la denominada Dama de los Cuatro Tupus de la ciudad pesquera de Áspero.

El cuerpo estaba envuelto con un tejido de fibra de junco, sujetado por soguillas y cubierto con una capa de ceniza. Y en la base se hallaron restos de una ofrenda consistente en un cuenco de calabaza, fragmentos de mate, con tubérculos deshidratados. 

La mujer tenía entre 1.48 a 1.58 metros de estatura; poseía cuatro tupus hechos de hueso con diseños de aves y monos, así como collares de spondylus.

También está la sacerdotisa, de gran prestigio regional, que fue representada en una estatuilla en Miraya, centro urbano de Caral, y en otra estatuilla en posición central entre los gobernantes (mujer y hombre) de Vichama, de la misma época, pero en el valle vecino de Huaura. 

“Posiciones que han sido identificadas en períodos posteriores, como la denominada Señora de Cao en la cultura Moche, la señora de Chornancap de la cultura Lambayeque o las relevantes funciones que desempeñaban las esposas de los incas en el Tahuantinsuyo, todas ellas con poder de mando”, agregó.

El importante rol de la mujer ha quedado expresado también en los relatos en que se reconocen a deidades femeninas relacionadas con los recursos alimentarios, como la Pachamama y Cochamama, así como la complementariedad entre deidades de ambos géneros, la luna y el sol, entre otros.

Shady comentó que en el siglo XVI, con la instalación del gobierno virreinal español, se restringió la participación de la mujer en los diversos campos de las actividades sociopolíticas y la limitaron a las actividades del hogar y la familia.

 

1 de marzo de 2019

Por qué las mujeres prefieren dormir con perros que con sus parejas

Los canes son compañeros de cama menos molestos, según un estudio de las preferencias femeninas.


Dejar que nuestras mascotas duerman en la cama o evitarlo por todos los medios es una decisión personal que, como contamos en BuenaVida, no tiene contraindicaciones en lo que se refiere a la salud. Pero podría ser una buena idea en lo que respecta al descanso: según una nueva investigación, es la mejor opción cuando las alternativas son compartir el sueño con un gato o con la pareja. Con el debido respeto hacia el género humano, las mujeres que participaron en el estudio dejaron claro que los perros son los mejores compañeros de cama.

El trabajo, publicado en la revista Anthrozoos y liderado por Christy Hoffman, doctora en Conducta Animal y profesora del Cansius College (EE UU), ha analizado, a través de encuestas, los hábitos de sueño de 962 mujeres de entre 18 y 69 años. Algunas comparten su cama habitualmente con al menos un perro; otras lo hacen con uno o más gatos y, el resto, duermen con sus parejas. Las conclusiones han sido claras: las participantes prefieren dormir con sus perros antes que con sus compañeros sentimentales o con los felinos.

El motivo principal, según las respuestas de las encuestadas, es que logran descansar mejor si duermen en compañía de los canes. Al parecer, los perros se mueven menos durante la noche que las otras opciones, y eso se nota al día siguiente. Con ellos se tienen menos problemas para conciliar el sueño y las probabilidades de despertarse durante la noche disminuyen.


El estudio también apunta a que los canes adaptan mejor sus patrones de sueño a los de sus dueñas que los gatos: adaptan sus horas de irse a la cama y esto podría favorecer a tener mejores horarios. Pero la actitud de los perros no es la única razón para considerarlos como los mejores compañeros de cama.

La seguridad es el otro punto que valoraron positivamente las participantes. Según los resultados se sienten menos vulnerables y más protegidas durmiendo con un perro que con un gato o con su pareja porque creen que son más proclives a alertar en caso de que ocurra algún tipo de emergencia.

Fuente: El País (España) 

10 de febrero de 2019

La tabla periódica de las científicas

2019 ha sido declarado Año Internacional de la Tabla Periódica de los Elementos Químicos al conmemorarse el 150º aniversario de la publicación de Mendeléyev en la que colocaba los 63 elementos conocidos hasta el momento en función de sus propiedades periódicas, dejando huecos para elementos descubiertos con posterioridad y que poseían las propiedades esperadas. Al igual que pasa con otras conmemoraciones se están preparando numerosas actividades para el año 2019 relacionadas con la química, pues se pretende fortalecer la conciencia global sobre el papel clave que juega la química en el Desarrollo Sostenible al proporcionar importantes soluciones a desafíos globales tales como la energía, la alimentación, la salud o la educación.


Existe una amplísima colección de tablas periódicas de los elementos, una de las más recientes en la de la European Chemical Society lanzada con motivo de este año internacional y que representa la abundancia relativa de los elementos naturales (disponible en alta resolución aquí), las de la web Webelements que es una estupenda base de datos gratuita sobre las características y propiedades de los elementos (con tienda con productos de esos que les nos gustan a los frikis) y ¿existe alguien mayor de 40 que no haya tenido en sus manos una copia xerigrafiada de la Tabla Peryódica?
Tablas frikis existen multitud. Hace casi 10 años Eugenio recopilaba las 50 mejores y después han aparecido cosas como la Tabla periódica de la ortografía (que está bien pero pierde un poco la idea de periodicidad). Así que me puse a buscar la Tabla Periódica de las Científicas, ¡y no la encontré! así que he tenido que hacerla. Claro, es “mi” tabla periódica de las científicas, lo que quiere decir que excepto alguna consulta puntual solo me he puesto de acuerdo conmigo misma seguro que vosotros habríais elegido a otras científicas diferentes porque lo que os puedo asegurar es que me han quedado muchas fuera.
Comentarios. He intentado mantener la periodicidad con alguna trampa que otra, metiendo a científicas de doble afiliación (matemáticas y astrónomas, o químico-físicas por ejemplo) donde mejor me convenía. En algunas casillas he metido a más de una científica porque “me lo pedía” y he dejado el hueco de las Tierras Raras a las científicas españolas, raras por preciosas y desconocidas (o por lo menos más desconocidas de lo que debieran).

Las científicas que componen esta tabla (por orden alfabético de símbolos) son las siguientes:


Y aquí puedes encontrar más información sobre ellas:

Ag: Maria Agnessi, matemática
Al: Frances H. Arnold, ingeniera química y Premio Nobel de Química 2018
An: Mary Anning, paleontóloga
Ap: Virginia Apgar, médico
Av: Ángeles Alvariño, oceanógrafa
Ay: Hertha Ayrton, ingeniera e inventora
B: Linda Buck, médico y Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2004
Ba: Florence Bascom, geóloga
Bb: Katharine Burr Blodgett, química
Bd: Lina Badimon, fisióloga, especialista en investigación cardiovascular, premio Rey Jaime I de Investigación Clínica 2014
Be: Jocelyn Bell Burnell, astrofísica
Bl: Alice Ball, química farmacéutica
Bc: María Blasco, bioquímica, Premio Rey Jaime I de Investigación Básica 2007
Bn: Dorotea Barnés y las químicas españolas de la edad de plata
Br: Elizabeth Blackburn, bioquímica y Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2009
Bs: Laura Bassi, matemática y física
Bt: Patricia Bath, oftalmóloga
Bu: Marietta Blau, física
Bw: Elizabeth Blackwell, médica
By: Pilar Bayer, matemática
C: Emilie du Châtelet, matemática
Ca: Rachel Carson, bióloga y ambientalista
Cb: Pilar Carbonero, ingeniera agrónoma
Ch: Emmanuelle Charpentier, bioquímica y Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015
Ck: Barbara McClintock, bióloga
Cl: M. Antonia Canals, matemática
Cn: Annie Jump Cannon, astrónoma
Co: Gerty Cori, bioquímica y Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1947
Cr: Josephine Cochrane, inventora
Cs: M. Andrea Casamayor, matemática
Ct: M. Assumpció Català, astrónoma
Cu: Marie Curie, física y matemática
Cv: Josefina Castellví, oceanógrafa
Cw: Dorothy Crowfoot Hodgkin, química y Premio Nobel de Química en 1964
Do: Jennifer Doudna, bioquímica y Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015
Dr: Mildred Dresselhaus, física
El: Gertrude B. Elion, química farmacéutica y Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1988
F: Fátima de Madrid, astrónoma
Fe: Antonia Ferrín, astrónoma
Fl: Williamina Fleming y las astrónomas de Harvard, astrónomas
Fr: Rosalind Franklin, química-física
Fu: Gertrudis de la Fuente, química
Fy: Joan Feynman, física y astrofísica
Gd: Jane Goodall, Dian Fossey & Biruté Galdikas, primatólogas
Ge: Sophie Germain, matemática
Gp: Maria Goeppert-Mayer, física y Premio Nobel de Física en 1963
Gr: Carol Greider, bioquímica y Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 2009
Gv: Evelyn Boyd Granville, matemática
H: Hipatia de Alejandría, matemática y astrónoma
Ha: Margaret Hamilton, ingeniera de software
Hg: Hildegarda de Bingen, médica
Ho: Grace Hopper, informática
Hr: Caroline Herschel, astrónoma
Jc: Irène Joliot Curie, física y química, Premio Nobel de Química en 1935
Jh: Katherine Johnson, matemática
Jk: Shirley Ann Jackson, física
Ju: Manuela Juárez, química
K: Stephanie Kwolek, química e inventora
Kl: Frances Oldham Kelsey, farmacóloga
Ko: Sofia Kovalevskaya, matemática
La: Hedy Lamarr, inventora
Lh: Inge Lehman, sismóloga
Lk: Mary Leakey, paleontóloga
Lm: Rita Levi Montalcini, neuróloga y Premio Nobel de Fisiología o Medicina en 1986
Ln: Kathleen Lonsdale, química
Lo: Ada Lovelace, matemática
Lp: Nicole-Reine de Lepaute, matemática y astrónoma
Lv: Henrietta Swan Leavitt, astrónoma
Ma: María Martinón Torres, paleontóloga
Mh: Wangari Maathai, bióloga y defensora del medioambiente
Mb: Felisa Martín Bravo, física
Me: Marie Meurdrac & Jane Marcet, químicas y divulgadoras
Mg: Lynn Margulis, bióloga
Mi: Maria Mitchell, astrónoma
Mn: Rosa M. Menéndez, química
Mo: Gabriela Morreale, química dedicada a la endocrinología, Premio Rey Jaime I de Investigación Clínica 1998
Mr: Susana Marcos, física, Premio Rey Jaime I de Nuevas Tecnologías 2017
Ms: May Britt Moser, neurocientífica y Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2014
Mt: Lise Meitner, física
Mz: Maryam Mirzajani, matemática
Nd: Ida Noddack, química
Ng: Florence Nightingale, enfermera
Ni: Ángela Nieto, bióloga y neurocientífica, Premio Rey Jaime I de Investigación Básica 2009
No: Emmy Noether, matemática
Nu: Christiane Nüsslein-Volhard, bióloga y Premio Nobel de Fisiología o Medicina 1995
Pc: Agnes Pockels, química
Pe: Margarite Perey, física
Py: Cecilia Payne-Gaposchkin, astrónoma
Pz: Marie Anne Paulze, química
Rc: Ellen Richards, química
Rd: Teresa Rodrigo, física
Rm: Nancy G. Roman, astrónoma
Rr: Ángela Ruiz Robles, inventora
Ru: Vera Rubin, astrónoma
Sc: Bodil Schmidt Nielsen, fisióloga
Si: Alicia Sintes, física
Sl: Margarita Salas, bioquímica, Premio Rey Jaime I de Investigación Básica 1994
Sm: Mary Sommerville, matemática
Sn: Françoise Barré-Sinoussi, viróloga y Premio Nobel de Fisiología o Medicina 2008
Sr: Donna Strickland, física y Premio Nobel de Física 2018
St: Marie Stopes, paleobotánica
Sv: Nettie Stevens, genetista
Sy: Maria Sybilla Merian, botánica y entomóloga
T: Trótula de Salerno, médico
Th: Marie Tharp y Sylvia Earle, oceanógrafas
Ti: Beatrice Tinsley, astrónoma
Tk: Mária Telkes, física e ingeniera
Vr: María Vallet Regí, química farmacéutica, Premio Rey Jaime I de Investigación Básica 2018
W: Chien Shiung Wu (y II), física
Wk: Maria Winkelmann, astrónoma
Wo:  María Wonenburger, matemática
Wt: Linda Watkins, bioquímica y Premio Príncipe de Asturias de Investigación Cient
Y: Tu Youyou, química farmacéutica y Premio Nobel de Medicina 2015
Yn: Ada Yonath, química y Premio Nobel de Química 2009
Yw: Rosalyn Yalow, biofísica y Premio Nobel de Medicina o Fisiología 1977
Yz: Josefa Yzuel, física
Z: Wang Zhenyi, astrónoma
Zn: Isabel Zendal, enfermera

Hemos colgado la tabla periódica en formato A3 listo para descargarse con los nombres de las científicas:PDF preparado para imprimir en A3 con el símbolo y el nombre de cada científica (enlaces directos desde cada celda a sus biografías)
Y también podéis descargaros una Presentación con la tabla periódica editable, las científicas agrupadas por categorías y los enlaces.

Tomado de:  Naukas

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