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6 de enero de 2020

¿Quiéres conocer el lenguaje de las nubes?

¿Sabías que las nubes de agua, de momento, solo existen en el planeta Tierra?

Otros planetas también presentan nubes, pero son nubes diferentes: Venus, por ejemplo, está cubierto de densas nubes de dióxido de carbono que ocultan su superficie; y Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno tienen nubes compuestas por hidrógeno y helio.

Formadas por diminutas partículas de agua líquida y hielo, las nubes de la Tierra se generan cuando el vapor que emana de ríos y mares se enfría y se condensa al llegar a las capas más altas y frías de la atmósfera. A partir de ahí, su forma y su historia toma caminos muy diferentes:

El químico inglés Luke Howard (1772–1864), a comienzos del siglo XIX, fue el primero en clasificar las nubes. Considerado el padre de la meteorología, dividió las nubes en cuatro grandes categorías (cirriformes, estratiformes, nimbiformes y cumuliformes) y arrancó una carrera científica para aprender a leerlas, usando su variada y sugerente apariencia para predecir qué cambios meteorológicos.

Cirriformes: rizos de cabello que tapizan el cielo

Con forma de cabellos rizados, pero compuestos por cristales de hielo, los cirros son las nubes más representativas de esta categoría. Pueden tapizar el cielo entre los 5 y los 15 kilómetros de altura. Son nubes altas, claras, tenues y delicadas que frecuentemente anuncian un cambio meteorólogico a peor, en general precipitaciones y bajadas de temperatura en las 24 horas siguientes a su aparición.


 

Cuando la luz interacciona con los cristales de hielo que forman los cirros, pueden producirse fenómenos ópticos tan insólitos como el parhelio, la aparición simultánea de imágenes del Sol reflejadas en las nubes, y el halo, cerco de color pálido alrededor de los discos del Sol o de la Luna.

Estratiformes: cama de nubes

Son nubes amplias y de contornos difusos que se desarrollan de forma horizontal, por lo que se extienden como si fueran una cama o capa. Dentro de esta categoría están, en función de su altura, los estratos, los altostratos, los cirrostratos y los nimbostratos. Estas últimas, a diferencia de las anteriores, también tienen desarrollo vertical e impiden totalmente el paso de la luz solar, por lo que son nubes muy oscuras. Los nimboestratos siempre producen precipitaciones que suelen ser continuas y no muy intensas.



Hasta bien entrado el siglo XX, la formación de las nubes se entendía como una fase avanzada de la niebla y se consideraba a la nube como una niebla a mayor altura. El astrónomo francés Camille Flammarion (1842–1925), en su tratado La Atmósfera, afirma que «aún cuando no hay diferencia esencial entre las nieblas y las nubes (… ). La primera es inmóvil, la segunda móvil». En la actualidad, se considera a la niebla un tipo nuboso de base sobre el suelo, o cercana a él, con poco desarrollo vertical y forma parte de las nubes del género estratiforme.

Nimbiformes: los yunques de la tormenta

Del latín nimbos, que significa tormenta, este tipo de nubes es el que genera la mayoría de precipitaciones. En esta categoría están los cumulonimbos, la nube más grande y poderosa que se puede contemplar y que hasta los aviones deben evitar. La “reina de las nubes” tiene fuertes corrientes en su interior con vientos impredecibles, que desplazan violentamente el aire de arriba a abajo y de abajo a arriba. Estas nubes suelen generar lluvias intensas y tormentas eléctricas, asociadas a granizo, mangas de agua y tornados. El agua que contiene un cumulonimbo medio podría llenar 7 piscinas olímpicas.


 

Con una base situada sobre los 1.000 metros de altura, la cima de los cumulonimbos puede alcanzar los 20 kilómetros. Su desarrollo vertical solo se interrumpe cuando llega a la tropopausa, el límite superior de la troposfera, la capa más interna de la atmósfera que va desde el suelo hasta la estratosfera. Los cumulonimbos totalmente desarrollados tienen forma de yunque.

Cumuliformes: montañas de algodón

Son nubes aisladas con forma de montaña o cúpula de algodón, que tienen un contorno bien definido y muestran una gran variedad de tamaños y espesores. Los cúmulos, las nubes más características de esta categoría, aparecen sobre todo en épocas calurosas del año y pueden ocupar un espacio que va entre los 500 y los 6.000 metros de altura. Con un importante desarrollo vertical, pueden generarse aisladamente o asociadas a otras en hileras o en grupos. Según los factores atmosféricos que las rodeen, como la humedad, los cúmulos pueden dar lugar a cumulonimbos.


 

Poco después de la II Guerra Mundial comenzó a teorizarse sobre la idea de lo que hoy se conoce como “siembra de nubes”. Este proceso consiste en utilizar yoduro de plata, hielo seco o dióxido de carbono congelado para condensar de forma artificial el vapor. Estas sustancias se asocian con las moléculas de agua y favorecen su precipitación. Lo habitual es rociarlas sobre nubes cumuliformes desde avionetas o cohetes. En febrero de 2018, por primera vez, un grupo de investigadores de la Universidad de Wyoming (EE.UU) logró sembrar nubes para generar nieve y monitorizar todo el proceso, desde la formación de los cristales de hielo en la atmósfera hasta su precipitación.

Estratocúmuliformes: globos en capas

Además de las cuatro categorías originales de Luke Howard, el actual sistema internacional de clasificación de nubes reconoce una quinta división, las estratocúmuliformes. Son nubes globulares que pueden desarrollarse en capas. En esta categoría están, de menor a mayor altura, los estratocúmulos, los altocúmulos y los cirrocúmulos. Un estratocúmulo es una nube baja grande de formas redondeadas, mientras que los altocúmulos y los cirrocúmulos son como estratocúmulus pequeños distribuidos en grupos y alineados.


A partir de altocúmulos se pueden formar algunas de las nubes más raras y extravagantes. Las lenticulares, por ejemplo, tienen forma de platillo volante y se suelen formar en zonas montañosas. Las mammatus, asociadas a tornados, presentan aspecto de bolsas que cuelgan, como la ubre de una vaca, de la parte inferior de la nube.

Bajas, medias y altas

En 1956, la Organización Meteorológica Mundial publicó el Atlas Internacional de las Nubes, en el que definieron las 10 formas básicas que acabamos de revisar, a partir de la clasificación de Howard y en función de la altura que alcanzan en el cielo. Así, las nubes bajas, que se encuentran por debajo de los 2.000 metros, son los estratos y los estratocúmulos.



Las nubes medias son las que se generan entre los 2.000 y los 7.000 metros, aquí se encuentra los altoestratos, los altocúmulos y los nimbostratos.

Las nubes altas, que se forman por encima de los 6.000 metros, son los cirros, los cirrocúmulus y los cirrostratos. Los dos últimos tipos son los cúmulos y los cumulonimbos, con su imponente desarrollo vertical que las sitúa desde nubes bajas a altas.

Muchas formas y tamaños para un espectáculo de pase diario que flota, prodigioso, sobre nuestras cabezas.

Cortesía de: Open Mind

3 de febrero de 2019

2019 empezó con ola de ‘climas extremosʼ en Perú y el mundo

Balance. La Organización Meteorológica Mundial emitió su informe de los eventos: frío polar en EEUU, calor intenso en Australia y altas temperaturas en el norte de Perú y lluvias en el sur muestran el fenómeno climático "de alto impacto" que vivimos.

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El frío extremo en América del Norte (principalmente Estados Unidos y parte de Canadá), el calor récord en determinadas zonas del Perú y los incendios forestales en países como Australia, las altas temperaturas y las lluvias en algunas naciones de América del Sur (dentro de ellos, en nuestro país), y las fuertes nevadas en los Alpes y el Himalaya, todos son eventos que marcan los primeros 30 días del año.

El inicio del 2019 se ha caracterizado por "climas de alto impacto en muchas partes del mundo", describe la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de las Naciones Unidas (ONU) en su último reporte, y que incluye también al Perú dentro de este análisis.

EEUU congelado

Gran parte de América del Norte se ha visto afectada por la llegada de una ola de frío ártico que ha llevado a varias zonas de Estados Unidos y Canadá a temperaturas de 32 grados bajo cero. Por esta razón, en estos días hizo "más frío en el noreste de Estados Unidos que en Alaska, e incluso más que en la Antártida", según un reporte de la agencia EFE.

El evento dejó imágenes imborrables. En un barrio de Minnesota, unos vecinos colgaron videos en las redes sociales de jeans congelados en sus jardines, los pantalones se mantenían en pie, duros por el congelamiento. En Washington, miles de sin techo se colocaron en la calle pegados a las alcantarillas por donde sale el calor del metro. En Canadá, el miércoles a las 07.00 horas, en la ciudad de Winnipeg, la temperatura fue de -39,8 °C debajo de los -35,5 °C de Resolute, situada en las cercanías al Polo Norte.

El motivo fue el "vórtice polar", área con un cinturón de vientos que rodea los polos norte y sur de la Tierra. Allí, el flujo de aire, en sentido oeste, ayuda a mantener el aire más frío cerca a los polos, pero el problema surgió cuando ese flujo se debilitó por un calentamiento repentino de la estratósfera y masas de aire frío fueron hacia el sur. Eso afectó amplias zonas de Estados Unidos, partes de Europa y Asia.

Chicago fue una de las ciudades más afectadas. En Minnesota, el factor de enfriamiento del viento hizo bajar las temperaturas a -53.9 °C el 30 de enero, señala la OMM.

Los fallecidos por esta ola de frío sumaron 21 personas, además de cientos de casos de hipotermia. "El clima frío en el este (de EEUU) ciertamente no refuta el cambio climático, por el contrario, anima a seguir investigando al respecto", ha dicho el secretario general de OMM, Petteri Taalas, agregando que "lo que sucede en los polos no se queda solo en ellos, sino que influye en las condiciones climáticas en latitudes más bajas, donde viven cientos de millones de personas".

Perú: del frío al calor

El sur del Perú ha experimentado, desde inicios del año, granizadas, nevadas y fuertes lluvias. Producto de ello ya se están registrando deslizamientos y huaicos en Apurímac, Cusco, Huancavelica, Puno, Ayacucho.

Las localidades más afectadas por este clima de condiciones frías han sido las ubicadas sobre los 3 mil metros sobre el nivel del mar. "Somos uno de los países más vulnerables a la variabilidad del cambio climático en el mundo", afirma Grinia Ávalos, ingeniera meteoróloga del Senamhi y representante de esta entidad ante el Enfen (Estudio Nacional del Fenómeno El Niño).
 
"El factor clima va a ser un aspecto relevante de primera mano para las autoridades que deseen gobernar territorios en el Perú. Están obligados a considerar este aspecto al momento de gestionar sus acciones para asegurar el bienestar de la población", afirma.

Ávalos explica que en las últimas semanas la costa norte y central ha experimentado temperaturas altas y el panorama seguirá así en los próximos días. ¿Qué las generó?

"La disminución de los vientos fríos del sur. Estos vientos son un sistema que refresca la zona ecuatorial, es parte del balance térmico en el continente. Al no haber esta ventilación, la superficie del mar se calienta y eso genera temperaturas altas. Además, estamos bajo el contexto de otra anomalía climática como es el fenómeno El Niño que, aunque débil, genera de igual manera un calentamiento adicional en la temperatura superficial del mar", informa.

Lima ha registrado 30 °C de temperatura y en Piura, los termómetros han alcanzado los 39 °C por el momento.

Según la especialista, estos niveles de calor ya se han presentado en años anteriores como en 1998 o 2017.

Lea el artículo completo en: La República (Perú)

¡Bienvenidos a la era de los extremos climáticos!

El calentamiento global está aumentando la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos.

Uno de los incendios provocados por la sequía y la ola de calor que castiga varias zonas de Australia.

La ciencia y Hollywood por fin se han puesto de acuerdo: la realidad empieza a parecerse a las películas de catástrofes. Las extremas temperaturas por la parte alta y baja del termómetro sufridas en diversas partes del planeta forman parte de la variabilidad propia del tiempo, pero la inmensa mayoría de los estudios científicos señalan que esta polarización climática irá en aumento a medida que avance el siglo a causa del cambio climático. Y la vida, de humanos y demás seres vivos, será más difícil.

"El mes de enero ha estado marcado por un enorme impacto del tiempo en distintas partes del mundo, incluyendo un frío peligroso y extremo en América del Norte, récord de calor e incendios en Australia, altas temperaturas y lluvias intensas en partes de América del Sur y grandes nevadas en los Alpes y el Himalaya". Es una copia literal de una nota de prensa del pasado viernes de la Organización Meteorológica Mundial.

Bastan algunos detalles. EE UU está soportando esta semana las temperaturas más bajas registradas, con -48,9º, y los gélidos vientos rebajaron la sensación térmica una decena de grados más. Mientras, en Port Augusta, en el sur de Australia, superaron los 49º y en la templada Nueva Zelanda tuvieron varias noches tropicales la semana pasada. En Hochfilzen, en el Tirol austríaco, se acumularon 4,5 metros de nieve en los primeros 15 días de enero, algo que sucede cada 100 años. Días después, en el extremo oriental del Mediterráneo, un frente frío castigó con fuertes nevadas los campos de refugiados sirios. Y el 26 de enero, Santiago de Chile alcanzaba por primera vez desde que hay registros los 38,3º. Parece el argumento de la película apocalíptica The Day After Tomorrow (estrenada en España en 2004 como El día de mañana).

Instituciones tan prestigiosas como las Academias de Ciencias de EE UU (NAS) o el Consejo Europeo de Academias de Ciencia no solo han proyectado un aumento de la frecuencia e intensidad de diferentes fenómenos meteorológicos, también los han vinculado con el cambio climático. Un informe de la organización europea publicado el año pasado muestra que, mientras los eventos geofísicos como erupciones volcánicas, terremotos o tsunamis apenas han aumentado desde 1980, los episodios de sequías e incendios se han más que doblado o las inundaciones y las crecidas se han cuadruplicado.

Lea el artículo completo en: El País (España)
 

12 de noviembre de 2018

Perú, el país con mayor radiación solar del mundo, alcanza niveles históricos

Entre los altos índices de radiación solar que afectan al mundo por el cambio climático, Perú ocupa el primer lugar, una amenaza a la salud que este verano alcanzará índices históricos de hasta 20 puntos, un nivel considerado "extremo".


Hace tan solo unos pocos años, el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) de Perú establecía para el país valores máximos de radiación de 14 y 15 puntos.

Este verano los valores se "han disparado" y entre finales de enero y febrero la capital peruana espera alcanzar los 15 puntos cuando "lo normal solía ser 13", dijo a Efe el especialista en radiación del Senamhi Orlando Ccora.

La situación, según Ccora, se agrava en el centro y sur del país, donde las personas soportarán índices históricos de hasta 20 puntos.

El primer lugar mundial que ocupa Perú responde, entre otros factores, a la cercanía del país a la zona ecuatorial, donde la radiación ultravioleta (UV) cae en forma perpendicular sobre el territorio, según un estudio del neozelandés Richard Mckenzie citado por Ccora.

El estudio, publicado en 2006, sitúa además a Bolivia como el segundo lugar con mayor radiación solar del mundo, seguido de Argentina y Chile.

En el caso de Perú, la intensa radiación se incrementa también debido a la contaminación ambiental que ocasiona que cada año el país pierda un promedio de un uno por ciento de la capa de ozono, gas que está en la atmósfera y que amortigua el paso directo de los rayos UV.

Ccora enfatizó además que a "los peligrosos valores de radiación solar" se suma este año El Niño, fenómeno climatológico que eleva la temperatura del mar en el costa y produce sequías en las zonas altas.

La falta de lluvias y nubosidad usuales en los meses de enero y febrero en las zonas andinas facilitan el paso de radiación ultravioleta.

Ante los daños ocasionados por la sobreexposición al sol, que van desde quemaduras al envejecimiento prematuro y hasta el cáncer de piel, el Ministerio de Salud (Minsa) alertó sobre la importancia de tomar medidas de protección.

Se debe utilizar gorros, sombrillas, lentes de sol y bloqueadores solares recomendados por dermatólogos además de evitar exponerse al sol entre las 10.00 y 16.00 horas advirtió el miércoles el Minsa (Ministerio de Salud de Perú).

Muchas de estas medidas ya han sido acatadas al interior del país, donde los colegios suspenden actividades al aire libre durante la mañana, además de incorporar el uso obligatorio de gorros.

Entre las zonas más afectadas este verano figuran en la lista la región central de Junín, y las sureñas de Cuzco, Arequipa, Puno, Moquegua y Tacna.

Ante los peligros para la salud que trae la exposición a los rayos UV, el experto recordó que la protección es la respuesta para evitar el daño.

"Las personas no están tomando las medidas necesarias y los casos de cáncer de piel y ojos se están incrementado", advirtió Ccora.

Un informe publicado el miércoles por el diario El Comercio señaló que debido al incremento de la radiación solar, se calcula que 1 de cada 5.000 peruanos desarrollará algún tipo de cáncer de piel.

El oncólogo Miguel Falla declaró al rotativo que "la piel tiene memoria" y acumula los años de exposición al Sol, lo que causa que las personas desarrollen cáncer de piel cuando tienen más de 40 o 50 años.

"Además de las personas de tez blanca, se encuentran en especial peligro aquellos que trabajan en las calles, como policías, conductores, taxistas, personal de seguridad, ambulantes, entre otros", precisó.

Las últimas estadísticas que maneja el Minsa, elaboradas en 2011, indican que el cáncer de piel se presenta con más frecuencia en el sexo femenino (54,5 %), de entre 50 y 89 años (78,7 %); y la región que registra más casos es Lima, con 45,9 % de los casos; seguida de las regiones norteñas de La Libertad y Cajamarca, con 14 % y 5 %, respectivamente.

Fuente: Agencia EFE 

 

8 de junio de 2016

El dron que 'siembra' nubes para provocar lluvia




Un avión no tripulado ha probado por primera vez con éxito la conocida como 'siembra' de nubes, con la que los científicos pretenden provocar lluvia en épocas de sequía. El vuelo experimental, de Desert Research Institute (DRI) se ha llevado a cabo en Nevada (Estados Unidos). 

Este dron, conocido como Savant, alcanzó una altitud de más de 120 metros y voló durante aproximadamente 18 minutos. "Es un gran logro", ha apuntado el científico principal del proyecto, Adam Watts, experto en aplicaciones ecológicas y de recursos naturales. 

Este proyecto, primero en su tipo, está ayudando al Estado de Nevada abordar los impactos continuos de sequía y a explorar soluciones innovadoras para luchar contra la ausencia de recursos, tales como aumentar el abastecimiento de agua regionales. 

El equipo de investigación lleva más de 30 años de investigación y experiencia en la modificación del clima con experiencia probada en operaciones de fabricación aeroespacial y de vuelo de aviones no tripulados, según apunta el DRI en su página web.

"Hemos alcanzado otro hito importante en nuestro esfuerzo por reducir los riesgos y los costes en la industria de la siembra de nubes y ayudar a mitigar los desastres naturales causados por la sequía, el granizo y la niebla extrema", ha señalado el CEO de la asociación de aviones no tripulados de América, Mike Richards. 

"Con una envergadura de 3 metros de ancho y unos 24 kilos de peso, Savant es el vehículo perfecto para llevar a cabo este tipo de operaciones, debido a su perfil de vuelo superior, el tiempo que permanece en el aire y su resistencia al viento y a otras condiciones climáticas adversas", ha apuntado Richards.

Fuente:

El Mundo Ciencia

9 de enero de 2016

¿Por qué es curvo el arco iris?

En un día soleado es fácil ver un arco iris en la rociadura de una manguera de jardín: bastará colocarse de forma que el Sol esté a nuestra espalda pero ilumine las gotas de agua. El fenómeno es el mismo que produce en el cielo un arco iris natural, pero el Sol, en lugar de incidir sobre una cortina de agua cercana, lo hace sobre una lluvia lejana, y el arco de bandas de colores se forma a una escala mucho mayor.

Vemos el arco iris porque las innumerables gotas de agua actúan como diminutos prismas y espejos. Cuando un rayo de luz entra en cada gota, se refracta y se descompone en todos los colores del espectro; luego se refleja en la superficie posterior de la gota y llega hasta nuestros ojos. Como la luz de cada color se refracta según un ángulo ligeramente distinto, vemos bandas bien definidas, desde el violeta al rojo, pasando por el verde y el amarillo. La luz nos llega siguiendo los ángulos de refracción desde innumerables gotas esparcidas por el cielo, y vemos el arco iris como una curva continua.

Es cierto que la luz viaja en línea recta, pero al pasar a través del agua se refracta; es decir, cambia de dirección. El arco iris es curvo porque los rayos solares entran en cada gota de lluvia, se reflejan en su superficie interior y luego se dirigen a los ojos del observador en un ángulo de 42 grados con respecto a la dirección del sol. Este ángulo hace que los rayos se dispongan en forma circular, sólo que nada más alcanzamos a ver un semicírculo porque el suelo oculta la mitad inferior.
 Fuente:

Villavicenciocintia

18 de mayo de 2015

¿Por qué están tan seguros los científicos de que viene El Niño?

El fenómeno de El Niño, que puede provocar sequías e inundaciones, ya está en camino en el Océano Pacífico.
Eso dicen los científicos. Pero el año pasado anunciaron lo mismo, en algún momento llegaron a darle un 70% de probabilidades, y no se produjo.
En la Oficina Meteorológica de Australia advierten este año de un fenómeno "sustancial". En Japón fueron los primeros en reportarlo y, desde marzo, científicos estadounidenses ya están hablando de la llegada del El Niño.
¿Cómo pueden estar tan seguros? En realidad no lo están.
Las predicciones las hacen a partir de un sistema de boyas marinas equipadas con sensores para medir temperaturas, corrientes y vientos.
Así tratan de detectar un fenómeno que surge de las variaciones en la temperatura del Océano Pacífico.
Esos datos se suman con otros recogidos por satélites y estaciones de observación meteorológica, y se cruzan con complejos modelos computarizados diseñados precisamente para predecir El Niño.
Sin embargo, esos modelos todavía no son capaces de predecir su intensidad y duración, o las áreas que van a ser afectadas. Y como vimos el año pasado, tampoco predice si realmente se va a materializar.
Eso sí, una vez ha empezado, los modelos pueden predecir cómo se va a desarrollar en los siguientes seis a nueve meses, con una razonable precisión.
El Niño consiste en un calentamiento de las corrientes oceánicas como parte de un complejo ciclo que vincula la atmósfera y el océano.
El fenómeno altera los patrones climáticos en todo el mundo y puede hacer desde que el invierno del suroeste de Estados Unidos sea más húmedo hasta provocar sequías en el norte de Australia.
El artículo completo en:

4 de julio de 2014

¿Por qué los huracanes con nombre de mujer matan más?

Un mujer cruzando una calle de Brooklyn, después del paso del huracán Irene.

Un mujer cruzando una calle de Brooklyn, después del paso del huracán Irene.

Los huracanes con nombre de mujer matan más. La razón: la gente teme más a Víctor que a Victoria, y toma más medidas de precaución si el peligro es masculino. Y así, históricamente, los huracanes con nombres femeninos han matado a más gente, según un estudio que se acaba de publicar en Proceedings of the National Academy of Science. 

Los investigadores, de la Universidad de Illinois, en Arizona, han analizado seis décadas de huracanes, y las muertes que han producido desde 1950 hasta  2012. De los 47 más letales, los que arrastraban un nombre femenino han producido 45 muertes, casi el doble que los que tienen nombre de varón, que han causado 23.

Las diferencias son aún mayores cuando se han comparado nombres masculinos contundentes, con los nombres más dulces de mujer. El estudio indica que cambiar el nombre de un huracán de Charley a Eloise puede incluso triplicar sus efectos letales.

Sharon Shavitt, una de las autoras del estudio, se mete en el ojo del huracán para buscar una razón.  Según ella, este desbaratado fenómeno de la naturaleza trae consigo  “sexismo implícito”, ya que se toman decisiones por razones de “género”, sin analizar el peligro real que conlleva.

Para hacer el estudio, los científicos han hecho seis tipos de pruebas. Este gráfico muestra una de ellas.

grafico

Los voluntarios calificaron en una escala  de 1 al 11 el nombre del huracán  (1 igual a muy masculino, 11 muy femenino). Y al buscar los efectos mortales de cada uno de ellos, pues dieron con que los que  llevan nombres considerados más femeninos habían provocado más daños  y muertes. (Excluyeron Katrina, porque se salía de todos los valores por su enorme efecto).

Y así, este curioso estudio destaca cómo los roles de género están aún implícitos incluso ante la llegada de un huracán. ¡Lo que nos queda!

Fuente:

Hominidas
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