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15 de abril de 2018

Por qué los collaguas y cabanas del Perú, deformaban las cabezas de los bebés para que tuvieran forma de cono

Hubo un tiempo en que nacer en la tierras altas o bajas del valle del Colca, en lo que hoy es el departamento de Arequipa, al sur de Perú, determinaba la forma de la cabeza de los bebés.

Entre los años 1100 y 1450, las familias de los dos grupos étnicos predominantes en esta región andina, los collaguas y cabanas, modificaban el cráneo de los recién nacidos usando vendajes con telas y hasta maderas.

Pero lejos de ser una simple cuestión estética, esta práctica tuvo consecuencias sociales y políticas a tal punto que podría haber cambiado el vínculo de estas antiguas civilizaciones con el imperio inca que llegaría a dominar la región.


"Antes de mi estudio contábamos mayormente con los reportes de los españoles de la época colonial", le dijo a BBC Mundo el antropólogo estadounidense Matthew Velasco, docente e investigador de la Universidad Cornell de Estados Unidos.

Su trabajo, publicado este mes en la revista científica Current Anthropology, develó que lo que se creía era un marcador étnico exclusivo de los collaguas fue en verdad "una práctica mucho más dinámica, que se transformó a través del tiempo", explicó Velasco.

Porque lo que en un principio servía para distinguir a los collaguas de los cabanas, terminó uniéndolos contra los invasores incas.

De dos formas

Los collaguas vivían en la zona alta del valle del Colca, hablaban aymara y se especializaban en la crianza de alpacas para extraerles la lana. 

Según documentos coloniales de la época, los collaguas vendaban los maleables cráneos de los bebés para darles una forma alargada y estrecha.

El objetivo, detallaban los cronistas españoles, era que las cabezas tuvieran una forma similar al volcán Collaguata, considerado el lugar de origen mítico de esta etnia.

Los cabanas, en cambio, hablaban quechua y cultivaban maíz en las fértiles tierras de la zona baja del valle.

Estos daban a los cráneos de los infantes una forma más achatada y amplia presionando el lado posterior de la cabeza. "Probablemente usaban placas de madera (es decir, materiales más duros) para conseguir esta forma", detalló Velasco.

Al analizar cientos de restos óseos humanos de múltiples tumbas en el valle del Colca, Velasco descubrió que antes del 1300 la mayoría de las personas no presentaban modificaciones en las cabezas. 

La práctica, observada en solo 39,2% de los cráneos, pasó a representar el 73,7% luego de dicha fecha.

Pero esto no es todo: con el paso del tiempo, la forma cónica comenzó a predominar.
Esta creciente homogeneidad en las formas de cabezas contribuyó a la creación de una nueva identidad colectiva "que pudo haber reforzado los lazos sociales entre élites durante un tiempo de mucha guerra y fragmentación social", dijo Velasco.

El artículo completo en:

BBC Ciencia

8 de julio de 2016

Pasco: hallaron dos cabezas clavas en comunidad de Chaupimarca

Una estaba empotrada en una fachada y otra en el muro que rodea plaza de esa localidad, en provincia Daniel Alcides Carrión.


Dos cabezas clavas, de aproximadamente 40 centímetros de alto y 100 kilos, fueron halladas en la plaza principal la comunidad de Chaupimarca, distrito de Tápuc, en la provincia de Daniel Alcides Carrión, Pasco.

Según informó el activista ecocultural de la organización Patria Verdes sin Fronteras-PVF Rodolfo Rojas Villanueva, una de las cabezas clavas estaba empotrada en una fachada y otra en el muro que rodea la referida plaza.

“Este hallazgo es un gran logro para la investigación pues formula la hipótesis de que la cultura Chavín se habría originado en esta parte del territorio peruano (Pasco) y posteriormente se haya construido Chavín de Huantar”, declaró  Rojas Villanueva.

El activista pasqueño pidió al Ministerio de Cultura que priorice investigaciones para comprobar la hipótesis. Además, su conservación y puesta en valor. También indicó que un grupo de campesinos le informó que en la parte alta de la comunidad Chaupimarca hay muros enterrados, en un sector llamado ‘Chawin’. Esto podría tratarse de un templo.

La cultura Chavín (1200 a.C. – 200 a. C.), actual Patrimonio Cultural de la Humanidad, []fue un importante centro ceremonial y de irradiación cultural, cuya influencia se extendió hasta Lambayeque y Cajamarca por el Norte; Ica por el Sur; y Huánuco, Pasco, Lima y Junín por el centro.

Fuente:

El Comercio (Perú)

30 de enero de 2016

¿Podría conservar recuerdos una cabeza congelada?

El caso de Kim Suozzi, una joven cuya cabeza ha sido criopreservada después de morir, ha desatado una intensa polémica entre científicos. Si un día consiguen reanimarla, ¿conservará sus recuerdos? El debate implica cuestiones fundamentales sobre los límites entre la vida y la muerte.

Fotograma de la película "The Brain That Wouldn't Die" - Foto VP

El 17 de enero de 2013 la joven Kim Suozzi, de 23 años, falleció en su apartamento de Scottsdale, en Arizona, después de dos años de lucha contra un glioblastoma, uno de los tumores más letales. Minutos después, dos enfermeras y un médico introdujeron su cuerpo en una bañera con hielo y lo transportaron hasta las instalaciones centrales de la empresa. Seguidamente los técnicos cambiaron la sangre de Kim por un criopreservante y cortaron su cabeza para introducirla en una cuba metálica donde se conservará en nitrógeno líquido a la espera de que, en un futuro, alguien sea capaz de devolverla a la vida.
Kim pidió ayuda en redes sociales para conservar su cabeza
El caso de Kim conmocionó la opinión pública de EE.UU. después de la joven pidiera ayuda para sufragar los gastos de la preservación en redes sociales. "Congélame, Reddit", rezaba el cartel con el que se retrató y que le sirvió para conseguir el apoyo y el dinero para pagar a la empresa Alcor. Sus últimos días fueron filmados por un equipo de periodistas del diario The New York Times que acaban de publicar un mini documental sobre su caso y han vuelto a poner su historia de actualidad.  Tras leer el reportaje, el neurocientífico Michael Hendricks publicó un durísimo artículo en la revista MIT Technology Review en el que, bajo el título "La falsa ciencia de la criónica", atacaba a los gurús del transhumanismo que jalean este tipo de prácticas y argumentaba la falta de fundamentos científicos de la criopreservación de tejidos. "Nadie que haya vivido la experiencia de perder a un ser querido dejará de simpatizar con alguien que paga 80000 dólares para congelar su cerebro", escribía Hendricks. "Pero la reanimación o la simulación es una forma miserable de dar falsas esperanzas que va más allá de lo que puede prometer la tecnología y resulta imposible con el tejido congelado y muerto que ofrece la industria 'criónica'". "Aquellos que se benefician de esta esperanza", remataba, "merecen nuestra ira y desprecio".



Los reproches de Hendricks se centraban básicamente en dos aspectos: en la afirmación de algunos transhumanistas de que nuestros pensamientos y consciencia no son más que una serie de datos que podrían trasladarse incluso a un soporte físico y contra el uso de la 'conectómica' como argumento para defender que cuando una persona crionizada despierte en el futuro seguirá siendo ella misma. El neurocientífico negaba que un mapa detallado de las conexiones neuronales (el llamado conectoma) sea suficiente para restaurar la mente de una persona con sus recuerdos y su personalidad, y citaba sus investigaciones con el gusano nemátodo C. elegans, uno de los animales más estudiados y mejor descritos en biología. "Conocemos con detalle la identidad y todas las conexiones de sus 302 neuronas", explicaba Hendricks. "Si se pudiera cargar o simular un cerebro, ése sería el de C. elegans", insistía, "pero incluso con el conectoma en la mano, un modelo estático de la red de conexiones carece de la información necesaria para simular la mente del gusano. En resumen, la actividad neuronal no puede ser inferida de la neuroanatomía sináptica".
La criónica es una forma miserable de dar falsas esperanzas, asegura Hendricks
Las afirmaciones de Hendricks provocaron la reacción y respuesta de un equipo de investigadores que trabajan precisamente con C. elegans y entre los que se encuentra el español Ramón Risco, líder del grupo de investigación de la Universidad de Sevilla Cryobiotech. "Ante las afirmaciones de Hendricks hablando de la falsa ciencia de la criónica", explica a Next, "decidimos escribir un artículo respuesta bajo el título 'La ciencia alrededor de la criónica'". En este escrito, Risco y sus compañeros sostienen que "hay mucho más en la mente que la mera conexión sináptica entre las neuronas" e insisten en que sí que existen "pruebas que apoyan la posibilidad de que las características del cerebro que codifican los recuerdos y determinan el comportamiento pueden conservarse durante y después de la criopreservación".

"Lo que nos resultó más chocante", relata Risco, "fue que Hendricks citara el gusano C. elegans, cuando nuestro equipo ha demostrado precisamente que conserva los recuerdos después de congelarlo y descongelarlo". En el experimento realizado hace unos meses por Natasha Vita-More y Daniel Barranco, los científicos condicionaron a un grupo de nemátodos para que identificaran el olor característico de la butanona (un olor a cereza amarga como el de las piruletas) con la presencia de comida. A continuación, criopreservaron a los gusanos con la técnica de vitrificación - la misma que se emplea en criónica- y comprobaron que al revivirlos, los animales seguían conservando el recuerdo y acudían a la comida ante la presencia del olor. "Ponías solamente el odorante, sin comida, y se iban derechos a la butanona", explica Risco. "Es evidente que conservan el recuerdo".



Pero, ¿cuánto dura un recuerdo?

El artículo completo en: Vox Populi

29 de julio de 2014

Los peligros del ‘headbanging’ en un concierto de Motörhead

El headbanging es la sacudida violenta de la cabeza al ritmo de la música heavy metal, inventado por Led Zeppelin en su primera gira por EE UU en 1968. Hoy en día, en cualquier concierto de heavy metal no es extraño que muchos ejecuten estas sacudidas de la cabeza, arriba y abajo (aunque existen múltiples y variados estilos), como si estuvieran poseídos.


Sin embargo, una investigación publicada en The Lancet y liderada por Ariyas Pirayesh Islamian, de la Escuela de Medicina de Hannover, señala los riesgos de esta conducta: si bien generalmente se considera inofensivo, puede producir lesiones relacionadas con el headbanging que incluyen disección de la arteria carótida, latigazo cervical, enfisema mediastínico (cuando el aire se filtra de las vías respiratorias hacia el mediastino, situado en el centro del tórax), y fractura de un hueso del cuello.

Según el autor del estudio:

A pesar de que solo hay unos pocos casos documentados de este tipo de hematomas, la incidencia puede ser mayor debido a que los síntomas de este tipo de lesión cerebral suelen ser clínicamente silenciosos o apenas causan dolor de cabeza leve que desaparece espontáneamente.
El propio autor detalla el caso de un hombre que desarrolló un hematoma subdural (acumulación de productos de descomposición de la sangre entre la superficie del cerebro y su capa más exterior) después de practicar el headbanging en un concierto de Motörhead, en enero de 2013.

En 2008, un estudio de la universidad australiana de Nueva Gales del Sur ya advirtió sobre los riesgos de mover la cabeza de este modo. Así, se descubrió que existía un mayor riesgo de lesión en el cuello a partir de los 130 movimientos por minuto. A partir de este ritmo, las agitaciones de la cabeza pueden ocasionar dolor de cabeza y mareos, sobre todo si se hacen con una inclinación de más de 75 grados.
Vía | Sinc

Fuente:

Xakata Ciencia
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